Conceptualización
El concepto de Parálisis Cerebral Infantil (P.C.I.) abarca varios aspectos que deben ser considerados antes de emitir un diagnóstico y que se refieren a la ubicación, al momento y a la topografía de la lesión. En primer lugar en el cerebro, en la corteza motora; debe aparecer durante o antes de la finalización del período de desarrollo y debe ser involutiva (Gallardo y Salvador, 1994).
A la luz de estas consideraciones, Del Río (1997) define la Parálisis Cerebral Infantil como:
…”una disfunción motora generalizada, permanente y no degenerativa, debida a una lesión del cerebro antes que su desarrollo y crecimiento sean completos” (p.91).
Es conveniente mencionar que la limitación o el grado de severidad varía de una persona a otra y que depende de las deficiencias que presente y de los apoyos que reciba o no del ambiente. Eso hace que al no precisar ni el lugar ni la extensión de la lesión, los síntomas sean diferentes y que la clasificación de un niño con parálisis cerebral sea de escasa información para el ulterior pronóstico (Gallardo y Salvador, 1994).
Muchas de las personas que presentan P.C.I. tienen muchas dificultades para funcionar independientemente en un ambiente de vida corriente, sumando de esta forma las limitaciones de la propia lesión. El Ministerio de Educación Pública (MEP) por medio del documento “Normas y Procedimientos para el manejo de los Servicios Educativos de Discapacidad Múltiple” (1993) define a las como:
“un grupo heterogéneo de individuos, que se diferencia de otras poblaciones, por el grado mayor delimitaciones y por el impacto que sobre sus capacidades funcionales tienen estas” (p.09).
Al mismo tiempo señala que una persona con reto múltiple debe presentar alguna de las siguientes características:
- Poca o ninguna comunicación.
- Retraso en el desarrollo físico y motor.
- Frecuentes conductas inapropiadas.
- Déficit de destrezas de auto ayuda.
- Baja frecuencia de conducta constructiva e interacción.
- Por lo tanto algunas de las personas que tienen P.C.I. presentarán al mismo tiempo Reto Múltiple y demandarán del ambiente una intensa y diversa gama de apoyos para poder desarrollarse integralmente y tener una vida satisfactoria.
Etilogía
Bustos (1995) menciona que “las causas responsables de la Parálisis Cerebral pueden ser múltiples, si bien se excluye toda una tara defecto genética o familiar; no es hereditaria, es un accidente. Las lesiones cerebrales se fraguan en el embarazo, en el parto o en el período postnatal” (p.16). A sí mismo, Bustos, describe una serie de acontecimientos que pueden producir P.C.I. agrupándolos de la siguiente manera:
Causas Prenatales:
Dentro de esta categoría se incluyen las lesiones ocurridas durante los períodos embrionarios y fetal. La mayoría de ellas están ligadas a enfermedades (sífilis, herpes, rubéola o hepatitis) a infecciones microbianas (meningitis) víricas (citomegalovirus) y/o (toxoplasmosis) y a intoxicaciones accidentales, drogadicción o alcoholismo.
Causas Perinatales:
En este grupo se encuentran todas aquellas lesiones ocurridas durante el parto causadas por:
Shock técnico (cambio brusco en las condiciones vitales).
Hipoxia (falta de óxigeno).
Prematuridad (nacimiento antes de tiempo).
Hipermaduridad (nacimiento después de tiempo).
Cesáreas secundarias (operación después de haber intentado el parto por vía normal).
Causas Postnatales:
Las causas postnatales son todos aquellos acontecimientos que se dan después del parto, los más frecuentes son: - Meningitis
- Enfermedades metabólicas.
- Deshidrataciones.
- Traumas por accidentes graves.
- Accidentes anestésicos y malapraxis.
- Incompatibilidad RH.
Características
Las características generales de la P.C.I. están muy ligadas a la definición de la misma. Bustos (1995) señala tres de ellas:
Los trastornos son debidos a una lesión cerebral que interfiere en el desarrollo normal del niño.
La P.C.I. se distingue por el daño dominante de las funciones motrices, el cual afecta al tono, a la postura y al movimiento.
La lesión no es evolutiva, pero sus consecuencias pueden variar en el niño, las neuronas lesionadas no crecen, ni se mielinizan, ni afectan al resto de las células nerviosas vivas.
Tipos de P.C.I.
Existen diferentes clasificaciones sobre los tipos de parálisis cerebral, al respecto Bustos (1995) señala dos categorías a saber:
1- Según sus efectos funcionales:
Epástica: presenta un aumento de la resistencia del músculo a la palpación o al movimiento pasivo de una extremidad.
Atetóstica: caracterizada por una oscilación lenta entre actitudes extremas de hiperextensión y de flexión, es un movimiento involuntario e incesante que se agrava con la fatiga y las emociones.
Atáxica: presenta movimientos torpes, lentos y lejanos a la dirección inicialmente seguida. La musculatura es flácida y la tensión de los músculos.
Hipotónica: caracterizada por una tono muscular bajo ante la palpación o movimiento pasivo.
Formas mixtas: combinación de las formas anteriores.
2- según la topografía corporal:
Diplejía: afectación mayor de los miembros inferiores que de los superiores.
Monoplejía: afectación de tres miembros, dos de éstos mucho y el otro poco.
Hemiplejía: afectación lateral de medio cuerpo.
Trastornos asociados
Como se ha mencionado anteriormente, la P.C.I está caracterizada por una disfunción que puede generar otro sinnúmero de trastornos. Bustos (1995) describe los siguientes:
1- Trastornos sensoriales:
Pérdida auditiva de tonos agudos. Vista (estrabismos diversos, agudeza visual insuficiente, hemianopsia lateral homónima, trastornos variados de refracción desviación de la mirada y dificultad de coordinación visual). Disminución de la sensibilidad táctil, térmica y dolorosa.
2- Trastornos de la percepción:
Los trastornos perceptuales están caracterizados por “una alteración de la aprehensión y la interpretación correcta de las informaciones refentes al propio cuerpo, su entorno y sus relaciones con el medio ambiente” (p.22). Al mismo tiempo existe una distorsión en la orientación espacial y temporal.
Estos están muy relacionados con la persistencia de la fase de dependencia o de simbiosis con la madre; dando como resultado un retraso en el funcionamiento psíquico diferenciado y una alteración del mismo.
3- Trastorno en la inteligencia:
Este es quizá uno de los trastornos más difíciles de evaluar, ya que las pruebas que se aplican usualmente requieren de expresión verbal y de unos movimientos coordinados. Pese a ello, la inteligencia de una persona con P.C.I. puede ser menor, igual o superior a la media, pero siempre va a depender de los canales de comunicación que se establezcan y de los estímulos que brinde el entorno.
4- Trastorno del lenguaje:
El lenguaje oral reside sobre el funcionamiento del aparato fonoarticulador y no podemos olvidar que éste está formado por músculos que al haber una lesión pueden ser afectados. De esta forma tenemos que las personas con P.C.I. generalmente presentarán lalopatías como disartría, afasia o apraxia. En muchos otros casos la severidad de la lesión reducirá el habla a la emisión de sonidos, por lo que se tendrá que trabajar bajo sistemas de comunicación aumentativos o alternativos. En este sentido no podemos olvidar que “en la parálisis cerebral las aferencias auditivas son las más comunes. El niño no recibe la información del exterior, y por lo tanto no llega a comprender el lenguaje hablado” (p.32).
5- Trastornos en la alimentación:
Los músculos que permiten el habla son los mismos que permiten la deglución, por lo que es común que ambos procesos se vean afectados. En el área de alimentación existen reflejos bucales anormales de succión, de deglución, de mordedura y de náusea y la persistencia de ellos suele frenar el desarrollo hacia las siguientes etapas: beber, tragar, masticar, control de saliva, entre otras. Por lo tanto, los trastornos más comunes están asociados a un control deficiente de la mandíbula, a la persistencia del babeo, a las dificultades para la succión, masticación y deglución de los alimentos como respuesta al poco control ejercido sobre los músculos de la lengua. Por otra parte, es frecuente la presencia de reflujo, que en muchos casos produce úlceras en el esófago que obligan a la utilización de una sonda gástrica.
7- Problemas emocionales:
Debido al compromiso motor y a la falla en los procesos de recepción y de expresión del lenguaje, los procesos de interacción y de relación con el entorno se ven disminuidos dando como resultado la presencia de conductas inadecuadas.
Además la forma y el tiempo que necesiten los padres para ajustarse a la discapacidad del niño determinarán el desempeño futuro de él en este campo.
Espina Bífida
La espina bífida es un defecto congénito que ocurre en el primer mes de embarazo. Los huesos de la espina no se cierran completamente alrededor de la médula espinal como deberían; esto hace que se vea como si tuvieran dos columnas. Este defecto impide que los nervios de la médula espinal se desarrollen correctamente ocasionando la pérdida de sensaciones o del tacto o debilidad muscular en las áreas que reciben los impulsos de estos nervios.
Cada niño será afectado de forma diferente, según la ubicación de la abertura de los huesos. A esta abertura de la médula espinal se le llama lesión y puede darse en cualquier lugar a lo largo de la columna vertebral.
Mielomeningocele
Es la forma más severa de espina bífida, hay una protuberancia (hernia) de los tejidos de la médula espinal, donde la columna vertebral no se cierra. Los nervios están expuestos y cubiertos por una capa muy delgada de tejido, llamado meninge.
Cada niño es afectado de forma diferente y cada uno tendrá dificultades únicas.
En el caso de una persona con Mielomeningocele, al existir una lesión en algún sitio de la médula espinal, las sensaciones no pueden llegar al cerebro y tampoco éste puede hacer llegar sus órdenes hasta las diferentes partes del cuerpo que están por debajo del sitio del mielomeningocele. Esta es la razón de la falta de movimiento y de la falta de sensibilidad así como de la disfunción de la vejiga y de los intestinos.
Un problema que con frecuencia se asocia al mielomeningocele es la hidrocefalia. La hidrocefalia se caracteriza por un crecimiento exagerado del cráneo ocasionado por acumulación de un líquido que se produce en el cerebro llamado líquido cefalorraquídeo.
Otra dificultad es la poca sensibilidad para el dolor, la temperatura, entre otras; que puede conducir al desarrollo de complicaciones en la piel principalmente úlcera por presión. También suelen presentar dificultades en el funcionamiento de la vejiga y los intestinos; normalmente cuando la vejiga se llena con la orina la persona experimenta una “sensación de llenado” y entonces procede a orinar con el fin de vaciar la vejiga, esta sensación de llenado y los mecanismos subsecuentes no se presentan en el niño con mielomeningocele, por lo que generalmente se presenta lo que denominamos “incontinencia urinaria”.